Tara Rodriguez Basosa
Nos encontramos en el recién abierto Café Comunión en Santurce a las ocho de la mañana. Ora y Luz fueron a la cocina del Dreamcatcher a recoger la comida que se preparó para la brigada con la ayuda de Liliana y Gabriela unos días antes. Todas las cosechas que se utilizan en la brigada vienen de otrxs agricultorxs agroecológicos, que poco a poco llegaban a entregar.
Montaron las cosas a la Guagua Solidaria para luego llevarla a dónde nos encontrábamos en Santurce. Mientras el resto del grupo esperábamos la guagua, nos presentamos brevemente, nombres, pronombres y lugar de procedencia. Yo pregunté un poco sobre cada integrante, expliqué un poco de la logística de la brigada y pregunté de cómo cada cual se sentía en el presente, para tener una idea de cómo cada persona se encontraba antes de embarcar en una semana de brigadas, acampar y trabajo solidario. Nos montamos todxs en la guagua, con Sally
y Lucho en vehículo aparte siguiéndonos. El viaje de Santurce a las montañas de Aibonito fue de hora y media.
Estamos visitando tres fincas en el área. Siembra Tres Vidas, Finca Escondida, Finca Gaia.
Daniella, Edwin, Limarie, Amalia, Jessica, Tony, Jeanette. Mujer, hombre, mujer, mujer, mujer, hombre, mujer.
En nuestro grupo somos Kenneth de Boston, Steve de New Jersey, Era, Tristán, Matt y Sarah de Florida, Skye de West Virginia, April que vive en Guánica, Sally y Lucho de San Juan, Ora de Brooklyn, Tara y Chayote de Santurce. Hombre, hombre, mujer, hombre, hombre, mujer, hombre, mujer, mujer, hombre, mujer, individuo sin género definido y un perro.
Llegamos y montamos casetas en la nueva propiedad de Siembra Tres Vidas en El Barrio Llanos, justo al borde del Cañón San Cristóbal. Tenemos unas seis casetas, algunas personas comparten y otras decidieron dormir solos, aunque todas las casetas están agrupadas en el mismo área alrededor de la carpa con la cocina. Se montó la estación de cocina con mesas y coolers y demás equipo. Luego usamos un tablillero que Daniella rescató de una panadería. Se hizo una estación de lavado al lado de una llave de paso con manguera. Para que no se llenara
de mucho de fango, pues han sido días de mucha lluvia desde el huracán, Era y Tristán hicieron un pequeño “swale” para que el agua fluyera en una dirección particular.
El campamento es el mismo de toda la semana, aunque cada dos días trabajamos en otra siembra. Ora es la cocinera oficial de la semana y que ha llevado a cabo una planificación y logística para las comidas de la brigada. Hizo prep, inventario, compras, órdenes de cosechas. Se planificó para tener suficiente comida para hasta 20 personas, tomando en cuenta que siempre hay voluntarixs y otros agricultores que llegan los distintos días a trabajar. Se ordenó cosechas de Miriam, Josco Bravo, Siembra Tres Vidas, Benito y unos cuantos más. Parte de la fórmula de las brigadas solidarias es poder aportar hacia la economía de las mismas siembras agroecológicas que estamos apoyando. Queremos que alimento fresco sea parte del diario vivir en brigadas.
En Siembra Tres Vidas la meta era edificar un techo de recogido de lluvia con una cisterna al lado de la casa donde tendrán un “walk-in cooler” y áreas de preparación y almacenaje de cosechas de la siembra nueva. El techo también sirve de vivero y área de lavado. Pronto el grupo Ridge to Reef instalará un sistema solar en la casa para darle energía al “walk-in” y la bomba de agua. Se limpió unas áreas de pasto alto y grueso, amontonando el pasto para que cuando ya seco se pueda utilizar en otras partes de la siembra. Macheteamos como ocho personas a la vez, y otras dos personas pasaban “trimmer” en otras áreas. Llegaron los materiales para el techo en el camión de Maderas 3C, una ferretería grande local donde llevo consiguiendo la mayoría de los materiales y que tiene empleados muy agradables. Flavio, el chofer del camión, es Dominicano. Me cuenta que está sembrando recao en un pequeño sistema hidropónico. Esta es la segunda entrega de materiales que Flavio entrega a una finca de las que estamos brindando apoyo. Él se presentó brevemente con el grupo y dejó que mi sobrino Cyán se montara en el camión y tocara la bocina.
Se levantaron los postes en hoyos de dos pies que habíamos marcado con hilo y una cinta de medir. Se tiró concreto en cada hoyo con su poste y luego se conectaron las vigas de madera. La parte de poner el techado como tal es más fácil, lograr un “framing” sólido y bien medido es un poco más tedioso. Alguien guindó una hamaca debajo del techo tan pronto se completó el proyecto. Funciona.
Para ir al baño se crearon dos zanjas, muy parecido al “swale”, donde se cavó un hoyo de un pie de ancho y como 15 pies de largo al contorno. Luego de defecar en la zanja, las personas cubren con pasto cortado y la misma tierra que se levantó, poco a poco llenando el “trench”. Este sistema es muy sencillo pero tiene sus detalles que son importantes de tomar en cuenta. No se debe hacer a menos de 100 pies de distancia de algún cuerpo de agua, ni a menos de 300 pies de área de siembra de alimentos. Toma alrededor de nueve meses en descomponerse en clima tropical. Estamos también poniendo cualquier desecho orgánico de la cocina en las zanjas.
Hoy se visitó la segunda finca que es El Barrio Pastos, al sureste de Aibonito, con una vista hermosa de los pueblos de Salinas, Coamo y hasta Santa Isabel. Se cortó con motosierras varios árboles caídos y se trabajó en hacer bancos al contorno de la ladera de la montaña utilizando pedazos de una verja abandonada. La siembra de Jessica y Tony es hermosa, el padre de Jessica, su hijo e hija, estaban también trabajando. Tres generaciones. Se montó un
techo en una estructura de acero que ya existía. La mitad se utilizará como vivero y la otra mitad para almacenaje. Hoy, mientras me tomo un momento para escribir esta crónica, están forrando ciertas partes laterales con plástico y planchas de madera.
La primera noche, Nelson Álvarez, que había llegado a la finca con su machete por su cuenta nos dio una charla sobre su último libro Sembrando en Tres Partes, particularmente escrito para practicar agroecología en Puerto Rico. La segunda noche nos visitaron Onelia y Maco, dos personas que han participado de luchas populares en Aibonito y Barranquitas. Nos contaron un poco de historia de estos dos pueblos de la montaña y cómo ellos desde muy jóvenes formaban parte de un movimiento de resistencia al colonialismo, de análisis político, feminista y autóctono. Fue lindo compartir con ellos algunas luchas como la de Vieques y cómo los pueblos del centro apoyaban. La tercera noche Lucho y Sally, dos integrantes de Acupuntura Pal Pueblo, que forman parte del grupo de la brigada, nos ofrecieron una charla sobre acupuntura comunitaria y bienestar, mientras le dieron al grupo una sesión de relajamiento corporal y acupuntura en la oreja. Se cantó, se tocó un poco de música y pudimos enfocarnos en nuestra salud, algo que frecuentemente se olvida mientras se trabaja en el campo.
Ayer en la tarde, luego de trabajar bajo un sol intenso pero muy agradecido entre tanta lluvia, bajamos al Cañón San Cristóbal. Cargué a mi sobrino a mis hombros por parte de la bajada, luego Kenneth lo llevó otra parte. El camino es bastante empinado, hermoso y silencioso. Lo único que se escucha al bajar es la cascada. Mi hermana notó algunas diferencias del Cañón luego del paso del huracán. Nos desvestimos y nos tiramos al agua fría, el perro también nadó. El agua de la cascada dando contra la cabeza y el cuerpo te lo quita todo. Pasamos la bajada del sol y la entrada de la noche dentro del Cañón, subiendo nuevamente con “headlamps” y cansancio del bueno.
Todas las noches cenamos y reflexionamos sobre el día, nos damos apoyo mutuo en cualquier situación, y nos damos a conocer un poco más. Me despido hasta la próxima crónica, pues tengo que ayudar a llevar almuerzo a mis compas que están trabajando y deben estar muy hambrientos. Todavía nos falta una finca por visitar y alimentar al grupo es importante dentro del trabajo que tenemos por delante.